Dominio de Es es el proyecto personal de Bertrand Sourdais en la Ribera del Duero soriana donde lleva más de dos décadas descubriendo y explorando sus particulares terruños y viñedos muy viejos. Un lugar único donde además de elaborar Antídoto y sus fantásticos rosados, trabaja viejas viñas en el Valle de Atauta, cultivadas en biodinámica. Para Bertrand, la añada 2020 ha sido la cosecha soñada, con vinos de grado alconólico moderado y con cambios y mejores en el trabajo tanto en bodega como en el viñedo
Tinto distinguido, refinado, procedente de la calidad de un conjunto de parcelas, consideradas ‘Premier Cru’, con viñas prefiloxéricas que se cultivan de forma ecológica.
Las uvas se vinifican con raspón y con un porcentaje de albillo, mientras el vino se cría en barricas borgoñonas durante 18 meses para una producción media de 5.000 botellas.
Carravilla es un peculiar paraje perteneciente, en sus orígenes, al desaparecido pueblo de Golbán, junto a Atauta. Solo 0,2 de sus 0,9ha totales conforman nuestra excepcional parcela que, al más puro estilo Grand Cru, siempre ha mostrado sus aptitudes particulares y se ha revelado como un terroir único. Y así lo hemos entendido e interpretado.
Justo al pie de la montaña, donde la ladera rompe con el valle, se acumulan los depósitos calcáreos que se deslizan por esta pendiente. La orientación, a pleno sur, se combina con el frescor y humedad que aporta el pie de la ladera. Tierra blanca con piedras calcáreas y justo encima las hileras de chopos y los antiguos huertos que hablan, al igual que en las parcelas de La Diva y La Mata, de un aporte de humedad profundo.
Es un clon de tempranillo distinto, con plantas más vigorosas y hojas más grandes que lo que solemos observar en los clásicos tempranillos de Dominio de ES.
La personalidad predominante en Carravilla proviene de ese aporte del calcáreo, que resuena en todos los aspectos de un vino cautivado por este terroir. Un punto salvaje, prehistórico. Un diamante en bruto.
Tras realizar la cartografía de las 7 ha del valle de La Mata en el 2002, en el término de Atauta, encontramos y clasificamos trece suelos distintos. Observamos también dentro de ellos una mancha de subsuelo arcillosa de color marrón sobre la cual cultivamos 0,2 hectáreas. La presencia de la arcilla aseguraría la regulación hídrica de la planta a lo largo del año.
El catastro de 1904 ya recogía la existencia del viñedo viejo en esta zona del valle, en su mayor parte de Tinto Fino y un 2% de Albillo.
El viñedo se encuentra con una exposición este, recibiendo el sol de la mañana y del mediodía. Por la tarde, la sombra de la ladera oeste crea un microclima fresco, propio del ‘terroir’, que firma la singularidad al ‘grand cru’ de La Mata.
El viñedo viejo transmite consistencia, regularidad al vino, mientras el microclima aporta sutileza aromática, teniendo como resultado final un paso por boca sedoso y sensual.
Viñedo de pie franco de ‘Grand Cru’ con exposición noreste, que desarrolla su potencial sobre terrazas arenosas y calcáreas, protegidas por muretes de piedra. De este modo, la herencia se preserva y las uvas de Tinto Fino y de Albillo ofrecen la especificidad de su casta.
La Diva tiene carácter indómito, raza singular, un vino que crecerá en botella por su condición de ‘Grand Cru’. Reducido en el número de cepas, mimadas al extremo, las preciadas viñas dan alrededor de 600 botellas al año. Ésta es la consecuencia natural de criar esta rara avis.
“Nos identificamos con las bodegas que comercializamos.
Somos parte de ellas”.
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