En el paraje de Casa Lo Alto los inviernos suelen ser lluviosos, con bajas temperaturas, siempre fríos. La primavera, con tiempo nublado, templado y algo seco a partir de los primeros días de abril trae consigo que la vid cambie el ciclo y evolucione de lo térreo a lo aéreo. La floración acontece a finales de mayo y, dependiendo de la bondad del cielo y del agua que nos haya traído, podremos imaginar la cantidad y calidad de la cosecha.
A partir de mayo se instala el cielo azul y brillante, sin variación, hasta la cosecha. Vendrán julio y agosto con las altas temperaturas de su sol implacable, a las que suceden las amenazadoras tormentas de final del verano.
Es el momento en que nuestran una asombrosa capacidad de adaptación al medio gracias a su habilidad para encontrar agua en capas muy profundas. Es el milagro de la vid en el clima mediterráneo lo que imprime su carácter en las uvas conseguidas.
En los altos cerros de Casa lo Alto se encuentra nuestro preciado viñedo de Garnacha Blanca. Es el paraje de Los Alamos, donde existe un importante componente arcilloso y elevada humedad freática, en el que esta variedad mediterránea se expresa en todo su esplendor.
Nuestra filosoffa a la hora de elaborar es aprovechar la potencia pura, sencilla y honesta que tiene este paraje y que todo ello se vea plasmado en el vino.
La cosecha se realiza de forma manual, se procede a realizar un prensado directo de los racimos, sin maceración con pieles, y el jugo liberado fermenta de forma natural.
LOALTO Parcela los Alamos es un vino blanco que refleja sin ambages la personalidad del mediterráneo y sus gentes. Tiene los aromas del terruño de la comarca, con recuerdos a corteza de cítricos, balsámicas hierbas de montaña, con perfumes de salvia y flores blancas. Sabores brillantes y jugosos, con una vena abrasadora de frescura que empuja hasta un final largo y cremoso.
Está elaborado con el máximo respeto, sin la adición de productos exógenos, primero en depósitos de cemento y después envejece 8 meses en fudres de roble francés. El
embotellado es sin clarificación, solo con una ligera filtración, por lo que la aparición de sedimentos es algo natural en su proceso de envejecimiento y no debe entenderse como sintoma de alteración.
En el paraje de Casa Lo Alto los inviernos suelen ser lluviosos, con bajas temperaturas, siempre fríos. La primavera, con tiempo nublado, templado y algo seco a partir de los primeros días de abril trae consigo que la vid cambie el ciclo y evolucione de lo térreo a lo aéreo. La floración acontece a finales de mayo y, dependiendo de la bondad del cielo y del agua que nos haya traído, podremos imaginar la cantidad y calidad de la cosecha.
A partir de mayo se instala el cielo azul y brillante, sin variación, hasta la cosecha. Vendrán julio y agosto con las altas temperaturas de su sol implacable, a las que suceden las amenazadoras tormentas de final del verano.
Es el momento en que nuestran una asombrosa capacidad de adaptación al medio gracias a su habilidad para encontrar agua en capas muy profundas. Es el milagro de la vid en el clima mediterráneo lo que imprime su carácter en las uvas conseguidas.
En los altos cerros de Casa lo Alto se encuentra nuestro preciado viñedo de Garnacha Blanca. Es el paraje de Los Alamos, donde existe un importante componente arcilloso y elevada humedad freática, en el que esta variedad mediterránea se expresa en todo su esplendor.
Nuestra filosoffa a la hora de elaborar es aprovechar la potencia pura, sencilla y honesta que tiene este paraje y que todo ello se vea plasmado en el vino.
La cosecha se realiza de forma manual, se procede a realizar un prensado directo de los racimos, sin maceración con pieles, y el jugo liberado fermenta de forma natural.
LOALTO Parcela los Alamos es un vino blanco que refleja sin ambages la personalidad del mediterráneo y sus gentes. Tiene los aromas del terruño de la comarca, con recuerdos a corteza de cítricos, balsámicas hierbas de montaña, con perfumes de salvia y flores blancas. Sabores brillantes y jugosos, con una vena abrasadora de frescura que empuja hasta un final largo y cremoso.
Está elaborado con el máximo respeto, sin la adición de productos exógenos, primero en depósitos de cemento y después envejece 8 meses en fudres de roble francés. El
embotellado es sin clarificación, solo con una ligera filtración, por lo que la aparición de sedimentos es algo natural en su proceso de envejecimiento y no debe entenderse como sintoma de alteración.
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